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Un poquito de historia de la cerámica de Toledo

 

…Y es que después de introducirnos ligeramente en la historia de la cerámica talaverana, toca hacer lo mismo con la toledana; mucho menos importante a nivel nacional, por supuesto, pero muy importante para nosotros a nivel local.

 

Don Sebastián Aguado
Sebastián Aguado (Foto sacada de www.retabloceramico.net)

 

Podríamos considerar que el ceramista con quien adquiere  relevancia la cerámica toledana, es Sebastián Aguado. De manera resumida, podemos decir que Sebastián Aguado se formó en Sevilla y Barcelona, para desplazarse con poco más de 30 años a Madrid. Allí, en 1890, entra como maestro de taller en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, adquiriendo posteriormente el taller de los hermanos Zuloaga, en Vallehermoso.

Tiempo después se traslada a Toledo, donde en el año 1902, ingresa como profesor en la Escuela de Artes y Oficios de Toledo. Fallece en Toledo en 1933.

A su paso por la Escuela de Artes debemos la influencia que ejerció en algunos artistas que continuarán dando impulso a la cerámica toledana y que ocuparán casi todas las obras locales hasta la guerra civil.

 

 

Uno de ellos será Ángel Pedraza Móriz  (Toledo , 30 de septiembre de 1889-4 de agosto de 1961). Su primer contacto con Sebastián Aguado será cuando éste le da clases de cerámica en la Escuela de Artes, en la que también recibe clase de pintura del gran pintor toledano Matías Moreno. Se gradúa finalmente en 1915, recibiendo varios premios.

Al año siguiente comienza a trabajar en el taller de Aguado, hasta que en 1920 monta el primero de los cinco hornos con que contará su fábrica, activa unos 15 años, coincidiendo su final con la guerra civil cuando será destruida.

 

 

 

 

 

Otros alumnos aventajados de Sebastián Aguado serán Vicente Quismondo (Layos 1903-Toledo 1980) y su hijo José Aguado Villalba (Toledo, 1919 – 2007). Ambos desarrollaron la mayor parte de sus carreras artísticas tras la guerra civil, por lo que me limito a citarlos por la gran importancia que tuvieron en el siglo XX, pero cuyas obras difícilmente veremos en este blog por su escasa antigüedad.

 

 

 

 

Espero que no os aburran en exceso estos pequeños apuntes históricos, pero son muy importantes para que, cuando veamos piezas cerámicas, podamos situarlas local y temporalmente. Me gustaría que estas entradas sirvan como introducción didáctica para lo que vaya viniendo.

 

 

 

 

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Un poquito de historia de la cerámica de Talavera…

Pues como no podía ser de otra manera, y puesto que la cerámica (de Talavera, en principio) será un tema muy recurrente por aquí, me gustaría empezar haciendo un breve resumen de la historia de su cerámica, aunque me lleve varias entradas. Nos vendrá muy bien a todos para entender la importancia de ceramistas como, por ejemplo, Niveiro, Ruiz de Luna, en Talavera, o Aguado y Quismondo en Toledo. Y es que muchas de las piezas que veremos fueron hechas en sus alfares.

Lo que a continuación vais a leer, ha sido sacado de diferentes páginas en las que, en la mayoría, no consta ni el autor, por lo que me gustaría que os quedarais con la intención didáctica y amena con la que escribo esto. No quisiera confusiones a la hora de interpretar este blog, puesto que no hay ninguna intención académica ni investigadora. No quisiera acusaciones de plagio, que ahora está muy de moda, ja, ja, ja… y cualquier corrección que me hagáis, será bienvenida.

La importancia de la cerámica de Talavera a nivel nacional comienza a partir del siglo XVI, repartiéndose el liderazgo con la sevillana, debido en gran parte, al monopolio de las Indias. Pero el interés de parte de la nobleza de mediados del siglo XVIII, con el apoyo de Carlos III y Carlos IV, de impulsar una cerámica más «fina» de influencias europeas, hace que se constituya en Alcora, la Real Fábrica de Loza Fina de Alcora, que junto a la del Buen Retiro, hacen que Talavera pierda su importancia hasta llegar al punto de casi la completa desaparición de sus alfares con el paso de las tropas francesas a principios del siglo XIX..

Pero, en el año 1849, Juan Niveiro adquiere un antiguo convento carmelita, y lo convierte en el Alfar El Carmen, lo que certifica, de facto, la resurrección de la industria cerámica talaverana. Para ello, Niveiro tuvo que traer alfareros desde Manises, para que nos hagamos una idea de que prácticamente tuvo que empezar de cero. Por cierto, y como es lógico,  hay algunas piezas realizadas en esta época que son muy parecidas a las que se producían en Manises, incluso bastante difíciles de diferenciar.

Juan Niveiro dirigirá el alfar hasta 1881, cuando cede el testigo a su hijo Emilio, quien….De momento, dejemos aquí a la familia Niveiro, sobre la que volveremos más adelante.

Estamos ya a principios del siglo XX, en Talavera, en el momento en el que un fotógrafo y pintor nacido en Noez (Toledo) coincide con un pintor sevillano. Ambos tienen similares aficiones y  el interés común de dar un impulso a la cerámica a través de series renacentistas que ya han demostrado su éxito en unas pruebas realizadas. Estos dos artistas son Juan Ruiz de Luna y Enrique Guijo.

Los dos se ponen en contacto con Emilio Niveiro y le proponen un proyecto de colaboración en común, que finalmente es rechazado. Esto no les hace desistir en la empresa, y finalmente, tras arduas negociaciones consiguen unos socios que financian su idea. En el año 1908 se constituye la sociedad Ruiz de Luna, Guijo y Cía. Aquí dejamos también  a Ruiz de Luna y Guijo, y ya volveremos con ellos más adelante.

Fue tal el impulso que dio este nuevo alfar creado, que a partir de 1920, fueron surgiendo otros nuevos que consolidaron el renacer de la que había sido la industria cerámica más importante de España; algunos de ellos fueron Henche y Montemayor, de los que también hablaremos en un futuro, pues aunque no son tan conocidos, sus trabajos adquirieron una calidad máxima.

 

Y hasta aquí este breve resumen que, espero, os otorgue una visión general de lo que fue el auge, caída y renacer de la cerámica talaverana hasta la Guerra Civil española, que es el límite temporal que me he puesto; lo que no quiere decir que posteriormente no haya habido alfares muy interesantes como Saso, La Menora, Durán, etc, etc

Y recordaros que mi intención no es hacer una profunda entrada en el tema, si no que quiero que sea una especie de introducción a lo que irá viniendo en un futuro

 

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Bienvenidos al mundo de la Antigüedades. A mi tío Julio

Siempre se ha dicho que, a la hora de empezar a escribir un libro, lo más difícil era cómo empezarlo. Me atrevería a decir que lo mismo sucede con un blog ( y eso que yo ya tengo experiencia, je, je, je…), así que no me complicaré:

Hola a todos y bienvenidos a este espacio virtual en el que me gustaría presentaros algo de la cultura material que me rodea diariamente. Un día será una pieza de cerámica, otro una espada, una moneda, un azulejo…

Creo que, lo primero, debería presentarme para que sepáis quién estará detrás de este blog. Mi nombre es Pedro, y soy el sobrino de quién durante más de 50 años dirigió, junto a su hermano, este familiar negocio: Julio Linares Graziani. Gracias a él podríamos decir que estoy aquí escribiendo esto.

Julio se jubiló en diciembre de 2016, y desde entonces estoy yo al frente de «la Tienda». Y por si a alguien le interesa mi formación, os cuento que soy Licenciado en Humanidades y aficionado a la arqueología, numismática, cerámica, etc. En resumen, aprendiz de mil cosas, experto en ninguna; pero siempre en contínuo aprendizaje.

Intentaré presentaros a coleccionistas, estudiosos, expertos, clientes…Hacer entradas amenas que os lleven a tiempo pasados. No haré exhaustivos estudios de los objetos que os presente, si no curiosos apuntes para entreteneros un rato sin cansaros

Y sobre todo, me gustaría convertir el blog en un foro de opinión y debate donde cada uno aporte su punto de vista; sin malos rollos ni polémicas. Y, por supuesto, estaré abierto a cualquier tipo de consulta por vuestra parte, tanto de manera pública como por privado.

 

P.D-Como habréis visto en el título, esta primera entrada va dedicada a mi tío Julio, que lleva unos días fastidiadillo.