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Ángel Pedraza Móriz

Hola de nuevo ¡¡

Estoy estos días bastante liado con revisar, colocar, recatalogar, clasificar y todo lo que os podáis imaginar que estoy haciendo con todo el género que se me acumula en diferentes lugares, tanto en mi casa como en otros sitios. Y es que necesito un almacén o local para guardar-exponer-vender todo lo que tengo. ¿Alguien tiene algo barato que se ajuste a mis necesidades?¿Alguien tiene un local desaprovechado que me ceda-alquile una parte? Estoy abierto a todas las posibilidades. Si algun@ os animáis, contactadme por privado.

A todo esto, que me enrollo, venía por aquí a contaros que, entre el millón de cosas que tengo, he redescubierto dos platos de cerámica que me encantan. Más típicos toledanos no pueden ser, tanto por su temática, como por su estilo, como por, y es lo más importante, su «creador». Los podéis ver por aquí y, de paso, dejadme vuestra opinión en comentarios

Éste es Angel Pedraza Móriz, y sobre él va la entrada de hoy. Uno de los ceramistas más importantes en la historia de Toledo no podía pasar por este blog de refilón, así que aprovecharé los dos platos que tengo para contaros algo de su vida.

Toledano de pura cepa, pues nace en nuestra ciudad en 1889, se cría en la Calle de Pozoamargo. Su padre tenía una tienda de antigüedades en la Casa de Mesa (otro del gremio). Eduardo Glez-Sepúlveda, principal fuente de estudio de la obra y vida de Pedraza, nos cuenta que, por la experiencia que tuvo como monaguillo en su juventud, se vio influido para toda su vida por el arte religioso.

Con 14 años ingresó en la Escuela de Artes y Oficios de Toledo, donde tuvo profesores de la talla de Matías Moreno y de Sebastián Aguado. Alrededor de los 26 años y, tras haber hecho el servicio militar en Melilla durante dos años, decide instalarse por su cuenta mientras compagina su actividad artística junto a la docencia, impartiendo clases de cerámica y vidriería.

Uno de sus primeros encargos serán las yeserías de la nueva estación de ferrocarril de Toledo. Con el dinero obtenido por este trabajo, compra su casa en la calle Recogidas, que reformará para que sirva a la vez de fábrica de loza con hornos incluidos. Este taller hará que termine dejando su labor de enseñanza y se centre en su trabajo, donde llegó a emplear varios obreros durante los 15 años que duró su taller, pues al estar próximo al Alcázar, durante la guerra civil fue bombardeado y destruido, y nunca volvió a reconstruirlo.

En ese tiempo, realiza la decoración exterior de los talleres de la Fábrica de Armas y los paneles que decoran (o decoraban) parte de la fachada de la Casa Marín, en la calle Toledo de Ohio.

También participó en la decoración de las estaciones de Aranjuez y Algodor, entre 1924 y 1926. Según González-Sepúlveda, a finales de los años veinte «Llegó a juntar la fábrica de cerámica cinco hornos, dos para cerámica ordinaria, bizcocho y mayólica, otro para cerámica de reflejos metálicos y otros dos más pequeños para los esmaltes». Exportaba a USA, y producía para el Jardín de Ciudad Real, y multitud de trabajos para la Iglesia.

Entre el 1931-33 aportó toda la cerámica decorativa del Cristo De la Vega , mientras que Julio Pascual (lo veremos en otra entrada) lo hizo con el hierro forjado.

Terminada la guerra, con su fábrica destruida y sin ánimo para reconstruirla y empezar de nuevo desde el principio, retomó sus clases en la Escuela de Artes, hasta que se jubiló, en 1959, muriendo dos años después.

Disculpadme por resumir en tan pocas líneas la vida de uno de los ceramistas más influyentes de la cerámica toledana, pero ya sabéis que sólo intento que os entretengáis diez minutos descubriendo parte de la historia de nuestra ciudad y de aquellos que la formaron con sus actos y su obra.

Hasta la próxima

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Pasaba por aquí…

Hola a todos¡¡

Cuánto tiempo, no? Pues ya veis, resulta que estaba colocando y viendo todas mis cosas antiguas, y me ha dado un ataque de nostalgia de lo abandonada que tengo la web y el blog, con los buenos ratos que ambos me han dado desde que cerré la tienda. Así que he hecho de tripas corazón y me he obligado a retomar el contacto con el mundo de las antigüedades y con todos los que seguíais mis andanzas a través de la web.

Voy a intentar poco a poco volver a algo que ha ocupado 20 años de mi vida y que me encantaba y me sigue encantando, y el vínculo que tengo hoy por hoy es esta página y lo que cuelgo y escribo en ella. Así que, si soy capaz de mantener algo de regularidad, os voy a castigar con mi presencia virtual próximamente. Año Nuevo, Web Nueva.

Aunque no os lo creáis, sigo buscando un local en Toledo donde almacenar mis cosas y poder abrirlo al público muy de vez en cuando, pues aún son bastantes los antiguos clientes que me han llamado desde la puerta de mi antigua tienda preguntándome si iba a abrir o no. Obviamente no tengo tiempo para dedicar un horario completo a un negocio, pero algunos fines de semana echo de menos el trato directo con la gente que pasaba por mi tienda. También os digo que los precio de los locales, tengo la sensación, no sólo no han bajado, si no que han subido. Y sigue habiendo bastantes libres, pero inabordables para pequeños negocios. Los propietarios sabrán lo que hacen. Parece que prefieren tenerlos cerrados que bajar las rentas para alquilarlos. Es lo que hay.

Bueno, que estamos en contacto. Si consigo que desconectéis diez minutos de vez en cuando, habré conseguido mi objetivo. Si además consigo volver a dar contenido a la web y que vuelva a ser una web de venta online (siempre lo fue, pero estaba en decadencia), el objetivo habrá sido doble.

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Una obra de arte: daga de mano izquierda

Pues retomando la última entrada, referente a la Fábrica Nacional de Armas de Toledo, me gustaría presentaros por aquí una de mis mejores piezas: una daga de mano izquierda, también llamadas dagas de vela o dagas de misericordia. Corresponde a un modelo fabricado en Toledo en la década de 1890, pues fue un regalo hecho a un importante personaje en el año 1901.

La hoja de la daga mide la friolera de 47 cm de larga, la pieza completa, 61cm, para que os hagáis una idea del gran tamaño que tiene. Está grabada en oro al ácido, y en la guarda de la empuñadura tiene el escudo de la República Argentina. El simbolismo de este escudo nos lo explica Marcelo Cantó en su web, y nos dice lo siguiente:

«La forma elíptica del cuerpo de este escudo (uno de los primeros escudos patrios en el continente americano) se corresponde con la vista del perfil superior de una cabeza humana ya que a ella se acomoda una laurea, tal escudo elíptico se halla dividido en dos campos: el de la mitad superior es de esmalte azur (azul celeste) y el de la mitad inferior es de esmalte plata (blanco), es decir: los colores de las franjas de la bandera argentina.

A este diseño basal se suman otros símbolos. A los antebrazos humanos que estrechan sus manos diestras se le atribuye el hermanamiento de las provincias conformantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata, antecedentes directos de la actual República Argentina; el gorro frigio dirigido hacia la izquierda (signo jacobino), de gules (o punzó), simboliza la libertad y está sostenido por ambas manos de una pica vertical simétrica en medio de los campos del escudo que simboliza el compromiso de las provincias de defender la libertad (en la Antigüedad romana existía la ceremonia por la cual alguien era reconocido libre al ser tocado con una pica en su cabeza). El Sol de Mayo que en el escudo está ubicado cual timbre en forma de Sol Naciente acorde con las frases del Himno Nacional Argentino: Se levanta sobre la faz de la Tierra una nueva y gloriosa Nación, tal sol está predominantemente pintado en esmalte oro, y dibujado con rayos rectos y flamígeros alternados simboliza la nueva nación. La Laurea (o los laureles) dispuestos como coronando la cabeza de todo argentino o argentina representan la victoria y triunfo en el logro de la independencia, y como reza el Himno, deben ser mantenidos. Por último, la cinta en forma de moño (otro signo de unión) con los colores azur (en este caso: azul-celeste) y plata (blanco), los mismos de los cuarteles del escudo, representan la nacionalidad argentina que se emblematiza en los colores de un cielo diurno.»

Una vez explicado el simbolismo, os comentaré lo curioso de la pieza. Fue un regalo hecho por el Ayuntamiento de Toledo al Intendente de Buenos Aires el 30 de abril de 1901 cuando visitó, acompañado de su hija, la ciudad de Toledo. El nombre de este personaje era Adolfo Bullrich, y como curiosidad, una bisnieta o tataranieta suya, Patricia Bullrich, fue ministra con De la Rúa y Macri en Argentina, hasta el año 2019; vamos toda una saga.

Supongo que muchos os preguntaréis cómo sé que ésta es la daga que se le regaló a este señor en aquel viaje, pues, ciertamente, no tengo ningún papel que lo acredite. Y aquí empieza la investigación (que no es mía, si no de la persona que me vendió las pieza). El escudo argentino grabado en una pieza cuyo modelo se fabrica a finales del siglo XIX, le llevó a buscar en la prensa del momento algún acontecimiento relacionado con la Répública Argentina que justificara tal inusual trabajo, y fue, en un periódico de la época, llamado La Campana Gorda, donde encontró una crónica en la que se detallaba escrupulosamente la visita, y cómo la sociedad toledana se volcó y agasajó a tan ilustre visitante, con recepciones oficiales en la misma estación de trenes por donde llegó y en el Ayuntamiento. También nos cuenta como la daga se le regaló junto a una espada toledana. Os invito que leáis las crónicas en las fotos de prensa que acompañan la entrada porque es realmente curioso.

Espero que os guste, y en breve os adelantaré planes personales de futuro, pues este dichoso virus está perturbando a todo el mundo, anticuarios, cómo no, incluídos. Y si Alá no va a la montaña, la Montaña tendrá que ir donde esté Ala.

Pues hasta aquí la entrada de hoy, buena semana a todos, y si alguien quiere que le mande más fotos de esta preciosa daga, que me las pida y se las mandaré encantado¡¡¡

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La fábrica de Armas de Toledo

Como lo prometido es deuda, esta vez voy a aparecer por aquí con frecuencia, hasta que os canséis de mi, je, je,..Os voy a contar una breve historia de la Fábrica de Armas de Toledo. Y digo breve porque no es ningún estudio en profundidad, si no unos apuntes con intención didáctica que os aclaren un poco lo que esta institución significó en la historia del ejército español, de Toledo y de España. Como otras veces os he dicho, no quiero profundizar en ningún tema en particular (para eso están los investigadores); más bien me gusta trazar ideas generales que os puedan tener entretenid@s un rato, y poco a poco, con tiempo y futuras entradas, ir descubriendo anécdotas y curiosidades de los temas que vaya tratando.

Como muchos de vosotr@s ya sabéis, Toledo era una «potencia mundial» en la industria espadera durante los siglos XVI, XVII y principios del XVIII. Quién no ha oído hablar del «acero toledano»…

Pues bien, a mediados del siglo XVIII, debido sobre todo al auge de las armas de fuego, la fabricación de espadas en Toledo decayó de tal forma que se temió por la desaparición de lo que era, en aquella época, uno de los motores económicos de la ciudad.

Para evitar la desaparición de tal industria, se promueve el establecimiento en Toledo de una institución que aglutine la fabricación de armas blancas, llegando a monopolizarla de hecho. Esta institución será llamada Fábrica Nacional de Armas de Toledo, y se inaugura en el año 1761 por el rey Carlos III. En su origen será ubicada en el edificio que había acogido anteriormente la Casa de Moneda de Toledo que rápidamente se mostrará demasiado limitado e incómodo para el correcto desarrollo de la actividad para el que fue escogido.

Patio de la Casa de la Moneda de Toledo
(Foto sacada de enumismatic.com)

Su primer director será el Coronel Don Luis de Urbina, cuyo mandato durará hasta 1773. Tras él, es nombrado el Capitán San Gil, quien permanecerá en ese puesto hasta 1778. Es bajo el mando de San Gil cuando se decide cambiar el lugar de la fábrica, escogiéndose unos terrenos sitos en la Vega Baja toledana, donde el espacio abierto permitirá la construcción de unas instalaciones modernas y adecuadas para su cometido.

Entrada a la Casa de la Moneda
(Foto sacada de enumismatic.com)

La nueva obra se le encargará al General de Ingenieros Don Francisco Sabatini, y se iniciará en 1777; terminará en 1782, y al año siguiente es entregada al real Cuerpo de Artillería, exactamente un 22 de julio de 1783.

Empieza en este momento una época de esplendor en la fabricación de armas blancas y otros tipos de objetos relacionados con el trabajo del acero; tenemos que darnos cuentas que, casi la totalidad de armas blancas( dagas, machetes, espadas, sables, bayonetas, alabardas, picas, etc)utilizadas por el ejército español en sus diferentes cuerpos( caballería, artillería, infantería, etc) fueron manufacturadas en esta Fábrica Nacional de Armas, lo que nos deja entrever la gran producción que salió de ella, llegando a todos los puntos del planeta

El nombre original se mantuvo hasta 1906, en el que pasa a llamarse oficialmente Fábrica nacional de Toledo. En el año 1940 pasará a la jurisdicción del Cuerpo de Ingenieros de Armamento, y en 1960, pasa a depender de la Empresa Nacional Santa Bárbara. Su cierre definitivo fue en 1996, y en la actualidad acoge instalaciones de la Universidad de Castilla La Mancha.

Espero que os haya picado la curiosidad y hayáis llegado hasta el final, pues muchas de las piezas que tengo fueron hechas en esta fábrica e irán pasando por aquí.

Os dejo un enlace para que veáis piezas hechas en La Fábrica de Armas de Toledo(sólo en las que pone Toledo, obviamente):

https://toledoantiques.es/categoria-producto/armas-blancas/espadas/

Buena semana para todos